Si mi padre hubiese vivido esta pandemia habría alucinado, como todos.
La Seguridad Social habría contado con un médico de atención primaria excepcional, y sus pacientes seguirían encantados con él, aunque fuese vía telefónica.
Pero tendría la jubilación a un tiro de piedra.
Habría escuchado muchísima música, seguro que más que de costumbre. Habría descubierto canciones nuevas, y me las habría mandado para que las disfrutara tanto como él.
Se habría emocionado con la marcha de Aute. Y con la de Quino, la de Marcos Mundstock… y la de Pau Donés.
Habría hecho muchas fotos, desde esa perspectiva tan particular y tan maravillosa. Y las habría subido a algún sitio para poder compartirlas. Quizás usaría Facebook o Instagram.
Habría dibujado cosas espectaculares. Tendría envidia de la Cintiq que me han traído los Reyes Magos. En unos meses se compraría una igual.
Conocería Netflix, HBO, Amazon Prime y Movistar+, y se habría empapado de series y pelis.
Habría leído, quizás a Boris Vian, lo nuevo de Eduardo Mendoza… Habría tocado la guitarra y habría cantado bajito.
Habríamos hablado más que nunca por teléfono. Y le habría cogido el gusto a las videollamadas con su nieto.
Y yo lo habría echado de menos dos meses o tres, no media vida.
Doce años.
Hola Carmen, me gusta leerte, escribes sencillo y conciso, pero tus sentimientos son muyprofundos.
¡Muchas gracias, Marisa! Un beso grande.