Librando la ausencia
Llegas y te duele mirarla a los ojos. Porque sabes qué tiene dentro. Sabes qué está pensando en ese instante y qué le queda por pensar. Qué le queda por llorar, por arrastrar esa nostalgia eterna imposible de asumir. Pero un día aprenderá a convivir con ella. Aprenderá a recordar sonriendo, aunque a veces rebosen lágrimas…