Con algunos, además de la amistad te une un mismo sentir. Un sentir muchas veces desgarrador, duro. Y muchas veces vacío. Porque de la mochila se han arrancado de cuajo vivencias, momentos que esa persona se ha perdido y se va a perder. Alegrías que no disfrutará y penas que no llorará. Triunfos, propios y ajenos. Tropiezos, lágrimas, risas… vida.
¿Por qué no puedo contarle lo que me ha pasado?
¿Por qué no podemos escuchar juntos este disco nuevo?
¿Por qué no puede estar orgulloso de lo que he conseguido?
Aunque el otoño nos haya invadido y agosto quede ya demasiado lejos, la inspiración nos sigue llegando… por ellos.