Te perdí con veintidós. Ahora cuento treinta y tres. Once años sin verte.
Qué poco estuvimos juntos. Y cuánto hace que te fuiste para no volver.
Y qué relativo es el tiempo.
Once años que pueden saber a poco o parecer una eternidad.
Una eternidad echándote de menos.
No hay cosa que desee más que jamás hubiese pasado. Que pudiese contar contigo. Sin tener que aferrarme con todas mis fuerzas a tu recuerdo.
La mitad de los años que pasé contigo ya han pasado sin ti.
No sabía que cada vez dolería más.
Precioso. No dejes de escribir!!!
¡Muchas gracias, Lore! Un beso enorme, ya queda menos para volver a ponernos gorro y gafas 🙂