Sí hay más. Y conforme pasan los años, más aún.
Me haría falta una vida para describirlo todo.
No creo en un más allá, y mira que me gustaría. No quiero escepticismo, pero tampoco una promesa. Quiero vivir y compartirlo contigo. Aunque no estés. Aunque sea angustioso. No hace falta que estés para sentirte.
¿Qué aprendes? A vivir hoy, porque mañana no sabes qué habrá. A querer intensamente. A no arrepentirte, porque por algo lo habrás hecho. A disfrutar de una carcajada, y un dolor de barriga de reír es uno de los tesoros más preciados. A valorar los detalles, que al final son las grandes cosas. Aprendes hasta a cantar los cuatro goles del Betis por mucho segundazo que nos espere.
Aprendes que la vida es muy puta para pasársela llorando. A que hay que hacer las cosas con el fin de disfrutarla, de vivirla aprovechando cada momento, porque nadie te va a dar una segunda oportunidad.
Convirtamos la distancia en virtud. Estrechémosla en el corazón por mucho que la cabeza se empeñe en agrandarla.