Mamá, qué pesada eres…
Cuántas veces podría haberme callado. Cuántas podría haber comprendido, aunque fuese un poco. Por mucho que dijera, por mucho que insistiera, por mucho que demostrara… no supe entenderla casi nada. Qué trabajo más ingrato. A pesar de que el reconocimiento brillara por su ausencia, me enseñó mucho de lo que sé hoy. Hasta me enseñó…